domingo, 28 de abril de 2013

MI CONCEPTO DE CIRUGIA


EL ARTE DE LA GUERRA

Según cuenta una vieja historia, un noble de la antigua China preguntó una vez a su médico, que pertenecía a una familia de sanadores, cuál de ellos era el mejor en el arte de curar. El médico, cuya reputación era tal que su nombre llegó a convertirse en sinónimo de “ciencia médica” en China, respondió: “Mi hermano mayor puede ver el espíritu de la enfermedad y eliminarlo antes de que cobre forma, de manera que su reputación no alcanza más allá de la puerta de la casa. “El segundo de mis hermanos cura la enfermedad cuando ya es extremadamente grave, así que su nombre no es conocido más allá del vecindario. “En cuanto a mí, perforo venas, receto pociones, y hago masajes de piel, de manera que, de vez en cuando, mi nombre llega a oídos de los nobles.” Entre los relatos de la antigua China, ninguno capta con más belleza que éste la esencia de "El Arte de la Guerra"… Las artes de la curación y las artes marciales (…) tienen paralelismos en varios sentidos: en el de reconocer, como cuenta la vieja historia, que cuanto menos se necesita algo o a alguien, tanto mejor; en el sentido de que ambos grupos de artes requieren la estrategia para tratar la ausencia de armonía; y en el sentido de que para ambos el conocimiento del problema es la clave de la solución.

Y es esta la concepción que tengo de la cirugía: la de que es arte y ciencia a la vez. Para mi ser cirujano es ser humano. Practicar cirugía con conciencia es un constante vivir en filo de lo imposible. El cirujano no tiene nunca controlados todos los riesgos aunque es su responsabilidad tenerlos siempre a raya. Para ello debe preparar antes, durante y después de una intervención quirúrgica todo un cuerpo de acciones y circunstancias conscientes e inconscientes que se encaminen al objetivo de toda actuación médica: la curación o el alivio de un determinado padecimiento de un ser humano.

Ese debe ser el enfoque: el ser humano. El cuerpo es nuestro elemento de trabajo. Sobre el mismo debemos actuar con el mayor de los respetos y no mecánicamente. Sabiendo que es escenario en el que actúan y confluyen muchos actores y circunstancias. Han de tenerse en cuenta todas esas circunstancias de la persona enferma. Son eventualidades que van más allá de su anatomía, fisiología, o patología que indica la cirugía a practicarle. Una persona tiene una preparación cultural y un entorno socioeconómico que la condiciona y se merece el mayor de los respetos a la hora de entrar a modificar su estado. Esa visión global del ser humano es la que debe guiar a todo médico, pero aún más a todo cirujano. No debe ser el enfoque de éste ser "estrella" de teatro...el quirófano no es un teatro. No deben ser los aplausos de pacientes, familiares, compañeros o sociedad en general  nuestro estímulo, sino la consecución de una curación y alivio de un ser humano.

Y no sólo al paciente y sus circunstancias hay que tener en cuenta; también el cirujano ha de analizarse a sí mismo y sus particularidades técnicas, científicas y humanas a la hora de practicar una cirugía. Debe hacerse preguntas: ¿he estudiado suficientemente al paciente y su patología? ¿qué técnica debo emplear? ¿Hay alternativas NO quirúrgicas o quirúrgicas menos agresivas? ¿Qué mejoría o curación conseguiré? ¿Qué vía de abordaje es la mejor? ¿He solicitado y obtenido el consentimiento informado? ¿Tengo en cuenta los riesgos de la técnica y estoy preparado sólo o con ayuda suficiente para solucionar las posibles complicaciones? ¿Tengo los medios suficientes para el postoperatorio en función de la cirugía a practicar y de las patologías de base del paciente? ¿El estudio preoperatorio, incluido el preanestésico,  se ha completado convenientemente? ¿Conozco el instrumental y equipamiento a usar? Y, sobre todo, ¿Conozco la técnica a practicar? ¿Estoy preparado?

Algunas de esas preguntas solo pueden ser contestadas mirándonos hacia adentro, siendo sensatos con nosotros mismos y con los demás y teniendo sentido común. No perder la autorreferencia para saber en qué lugar y en que tiempo se está es difícil pues el ego siempre está al acecho y juega malas pasadas.

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